La mayor parte de mi vida crecí y viví en un pequeño pueblo con infulas de ciudad, Melgar (si, al que los rolos llaman el barrio caliente de Bogotá) fue en donde pase las mejores épocas de mi vida, sin preocupaciones, ni mucho menos cuentas por pagar fui feliz y tuve mis primeros pinitos de contacto con el mundo. Como colombiano precoz termine la secundaria a una edad muy joven, edad en la cual nadie esta preparado para pensar por si mismo, ni mucho menos tenia la respuesta al “que voy a hacer de mi vida”. Como niña consentida e inmadura, le exigí a mis padres el querer estudiar en la capital del país, en Bogotá, los cuales con su humilde sueldo de docentes, negocios nacientes, hipotecas por pagar, dos hijas y sus gastos personales no estaban en capacidad de hacerse cargo. Mi mamá con su tono fuerte: o se va para Ibagué (otro pueblo) o no estudia! Finalmente y a regañadientes, tomo la primera opción, me mudo para un pueblo mas grande Ibagué.

Así pasaron mis primeros años de estudiante, mi mamá con mucho esfuerzo ahorró y cuando llego su primera pensión como buena pobre, dijo: nos vamos de vacaciones, vamos a salir del país para poder decir que salimos de Colombia. Nos vamos para Panamá..

Mi primera vez en Panamá fue en un diciembre, llegué con los ahorros de mi vida, había trabajado durante casi 10 meses en el negocio de mi papá (desde barrer, trapiar y limpiar el polvo) y alcance a ahorrar 500 dólares! Con mi sueldo de estudiante eso era un platal!, por supuesto la segunda parada apenas me dejo el avión en Tocumen; fue el centro comercial. Al vivir en un país en donde el gobierno nos cobra IVA por todo, donde se paga dos y tres veces mas que en el resto del mundo, llego a encontrarme con precios de 2 y 3 dólares por artículo, no lo podía creer! Una camiseta la misma que compraba en las tiendas populares en 25.000 pesos (léase unos 12 dólares) aquí estaba a mas o menos un tercio. Como toda buena pobre compré, compré y compré, que la “chancleta” Tommy, que la camiseta Puma, que el regalo para la tía, la prima y abuela.

Después de haber calmado la fiebre de compras (y de paso quedar sin un centavo en el bolsillo) se empieza a dar el tour por la ciudad, Panamá es una de las ciudades que a mejor precio puedes vivir, aquí puedes adquirir carros de lujo, inalcanzables para el colombiano promedio, un BMW, un Mercedes Benz, un Z3 y cualquier carro “descapotable” aquí es posible comprarlo a un precio bastante razonable y casi casi exento del IVA. Por cosas del destino, una de las amigas de mi mamá tenia una sobrina aquí, a la cual vamos a llamar *Carolina (jaja ese es su verdadero nombre, quería que se leyera como en los grandes reportajes) la cual trabajaba en una inmobiliaria, pero no en una cualquiera, ella vendía apartamentos de millón de dólares, apenas me entere de eso abrí los ojos como un saltamontes, CUANTO? (Para una niña de Melgar, el sueño es comprar una quinta en Verdesol y tener una piscina en el patio de la casa, la cual no sobrepasa los 250 millones de pesos (125.000 dólares)) no podia creer, que existieran apartamentos de ese valor. Para no pasar como pueblerina, simplemente asentí con la cabeza, AJA!, como si fuera algo del día a día. De acuerdo a ese precio de apartamentos, ese era su circulo de amigos, allí conocí a personas que vivían en apartamentos de ese precio y hasta más, que tenían penthouse en Paitilla, tenían yates, salían en las paginas sociales del periódico y por supuesto contaban con su pequeño espacio de retiro en la playa.

Ese fue mi primer encuentro con Panamá fue algo realmente impresionante, de comer pizza de carrito en la esquina de mi casa, aquí había pizza gourmet, de ver pasando el carrito con la señora muy obesa vendiendo fritanga y gritando “su-chi-charron” aquí lo popular era comer sushi! Jaja de subirme al Dodge 1954 que muy orgulloso mi papa manejaba en el pueblo, fue a subirme a la bmwX5 del año de los amigos de Carolina.

Si esto les pareció interesante, en la próxima entrada les hablaré de los “osos de pueblerina” que pase durante mis siguientes semanas de estadía en la ciudad. . ☺

Besito

Jess